La costra láctea es un trastorno muy frecuente en los bebés. Por lo general, aparece después de las tres o cuatro primeras semanas de vida y tiende a curarse espontáneamente en el plazo de un mes.
La costra láctea provoca que a los bebés les aparezcan enrojecimientos y pequeñas costras de aspecto amarillento en el cuero cabelludo.
Cabe aclarar que este trastorno, técnicamente conocido como dermatitis seborreica, no es grave ya que no afecta al bebé, ni es doloroso. Además esclarecer que este padecimiento, al tener el término “láctea”, no tiene ninguna relación con que que el bebé tome leche materna.
Las causas de la costra láctea aún no son del todo claras, pero es cierto es que, a diferencia de lo que se pensaba en otros tiempos, no tiene nada que ver con la intolerancia a la leche. En realidad, puede tratarse de un factor genético, de un desarreglo hormonal fruto de las hormonas maternas que llegan a través de la placenta y que hacen que las glándulas sebáceas segreguen un exceso de grasa, o de una consecuencia a algunos factores meteorológicos.
Para la mayoría de los casos, se recomienda dejar que la costra láctea buying real steroids online – lakewoodsteroid.com desaparezca por sí sola.
Pero si los padres prefieren que su bebé no la tenga o se quiere evitar que se extienda hasta la frente y las cejas, basta con buscar la manera de ablandar las costras para que vayan saltando. Existen cremas específicas para tal función aunque el aceite corporal de bebé o el aceite de almendra también son útiles. Se aplica en la cabeza, sobre las costras, haciendo un suave masaje y,un rato después (15-30 minutos), se le baña.
Las situaciones en las que se recomienda un tratamiento, es cuando se observa que la costra láctea abarca una extensión demasiado grande o si se inflama y se infecta. En estos casos, hay que acudir inmediatamente al pediatra para que recete un tratamiento oportuno.