Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) los primeros 1.000 días de vida del bebé se clasifican en tres etapas, las cuales son: 270 días de embarazo, 365 días del primer año de vida del bebé y 365 días del segundo año de vida.
Es decir que aquellos 1000 abarca desde la concepción y el segundo cumpleaños del bebé. Este período es indispensable puesto que en él se establecen las bases para que el niño pueda tener salud, crecimiento y desarrollo neurológico óptimo a lo largo de su vida. Por ello, en este artículo te explicaremos con detalle la importancia de estos los primeros 1.000 días, no te lo pierdas.
Para empezar, hay que tener en cuenta que cerca de 1.000.000 de nuevas conexiones cerebrales se forman por segundo en los primeros años de vida de un niño. Aunque evidentemente el cerebro humano continúa desarrollándose y cambiando en el transcurso de su vida, el período con mayor crecimiento cerebral y la etapa donde hay mayor plasticidad, es en el último trimestre del embarazo y los primeros dos años de vida del niño. Ante esto este período de tiempo es la mayor oportunidad para que la familia le brinde al niño una nutrición óptima y garantice así su desarrollo normal, de lo contrario en esta etapa el cerebro es más vulnerable a sufrir un déficit de nutrientes.
Primeros 270 días
En el nacimiento, las áreas del cerebro que se desarrollan más rápidamente son las cortezas visuales y auditivas. Ante esto, se aconseja tener el debido cuidado durante el embarazo y asegurarse así que el bebé reciba la nutrición adecuada para que tenga un desarrollo cerebral óptimo en esa etapa.
En este orden de ideas es importante que la madre base su alimentación siguiendo la pirámide alimenticia, obtenga la cantidad correcta de sueño descansando cada vez que lo necesite, se haga chequeos regulares que permitan detectar y tratar cualquier problema de desarrollo antes del nacimiento, lea en voz alta, lo cual puede suscitar las habilidades lingüísticas del niño, consuma sus vitaminas y ácido fólico, y se mantenga animada para promover así el bienestar del bebé.
Primer año del bebé
En el primer año de vida del bebé existe un rápido crecimiento en las áreas de procesamiento del lenguaje y de la corteza prefrontal la cual controla la atención, la inhibición y la flexibilidad. Ante esto, en este período es vital proporcionar una nutrición óptima para garantizar el buen desarrollo físico del bebé. En este orden de ideas se aconseja: Amamantar al bebé durante los primeros seis meses de vida o darle una fórmula infantil aprobada, ofrecerle después de los seis meses una variedad de alimentos, es importante que el bebé siempre obtenga todos los componentes nutricionales que necesita como: granos, frutas, verduras, proteínas, vitaminas y minerales; y de ser posible administrar calcio y vitamina D3 para garantizar el correcto desarrollo de los huesos.
Segundo año del bebé
En el transcurso de este período el cerebro del niño se desarrolla rápidamente. Quienes no reciban una alimentación adecuada podrían sufrir de problemas cognitivos como habilidades de lenguaje más lentas, coeficiente intelectual más bajo y poco rendimiento escolar. En este período la nutrición es un factor importante. Ante esto se debe: ofrecer al niño tres comidas al día y dos o tres refrigerios. Consumir alimentos ricos en hierro como espinacas, brócoli, entre otros. Realizar actividades activas como correr, saltar, trepar, bailar, jugar. Es importante que los niños a esta edad no se queden quietos durante más de una hora, solamente cuando duermen.
Así mismo, la Academia Estadounidense de Pediatría reitera que jugar con padres y compañeros es esencial para el desarrollo de los bebés, lo cual permitirá un desarrollo cerebral prospero, cuerpos sanos y lazos sociales. Ante eso, si se proporciona el correcto estímulo al niño durante los primeros 1.000 días de vida, este podrá desarrollar correctamente el lenguaje y sus habilidades matemáticas, de razonamiento y sociales.
Del mismo modo los primeros 1.000 días de vida, el desarrollo motor del bebé va en ascendiente, en este tiempo el bebé consigue sujetar su cabeza, enfocar objetos, voltearse, arrastrar el cuerpo, gatear, ponerse de píe, arrojar objetos, caminar y mantener el equilibrio. El desarrollo emocional también es importante garantizarlo, un buen vínculo con su familia y las personas más cercanas le permitirán gozar de buena salud emocional y tener buena autoestima. En cuanto a sus habilidades sociales es momento de dejar de un lado los televisores y celulares y enseñarle al pequeño cómo convivir y relacionarse con otras personas.
Estos hechos demuestran que durante los primeros 1.000 días de vida del bebé es importante garantizar una correcta alimentación, incentivar el desarrollo motor, emocional y social del bebé, y sobretodo alimentarlos y acompañarlos con amor en cada etapa, y de esta forma se estarán formando y criando niños sanos tanto mental como físicamente.