Valores como la gratitud y una gran sensibilidad social se despiertan en esta época. Una oportunidad para enseñar a los niños el significado de compartir.La Navidad es un acontecimiento mágico. En esta época tenemos la oportunidad de empezar de nuevo, de celebrar el nacimiento de un niño y el renacimiento del mundo. Las luces del árbol de Navidad son símbolo de un sol que traerá luz y el goce de una vida nueva.
Los regalos que el niño recibe simbolizan los ‘dones’ de los tres Reyes Magos. La Navidad es tan importante en la vida de un niño que deja una huella imborrable. ¡Quién de nosotros no se acuerda de esa sensación grata y de inmenso bienestar que nos dejaba la Navidad cuando pequeños y celebrábamos en familia!
No hay un niño en el mundo al que no le parezca interminable la espera de la Navidad. Para ellos, la época los convierte en el centro de atención. Cada año, ellos necesitan de esa magia positiva que les recuerda que son inmensamente queridos, para así lograr ‘tanquearse’ emocionalmente. Los regalos les demuestran que se los quiere y también que son personas valiosas.
A repetición regular de estas festividades les garantiza que siguen siendo importantes. Las festividades como la Navidad o el cumpleaños son para ellos los momentos más destacados del año. Una buena celebración les permite organizar su vida afectiva alrededor de esos acontecimientos felices. Por esto, hay que celebrar estas fechas para que se reafirme el afecto de todos sus seres queridos. Los regalos son símbolos materiales del afecto que se les tiene.
Las comidas familiares también cumplen una función, le recuerdan al niño que es parte de un nuevo núcleo familiar fuerte. En caso de que falte alguno de los padres, él verá a su familia reunida, sentirá la protección de sus parientes. Esta seguridad afectiva es necesaria para combatir el miedo al abandono que todos llevamos dentro.
La reunión familiar tranquiliza porque le demuestra al niño la presencia de otros familiares que acudirían en su ayuda en un momento de crisis. La comida abundante también proporciona seguridad y le recuerda al niño que nunca le faltarán alimento ni afecto.
El Niño Dios y Papá Noel son figuras míticas portadoras de regalos, en las cuales los niños buscan creer hasta cierta edad. Entre los 9 y los 10 años, la mayoría ya no lo necesitan. Es importante, hasta entonces, permitirles que el Niño Dios o Papá Noel lleguen en Nochebuena a visitarlos.
Los niños pequeños están en una edad en que requieren el apoyo de la magia para hace frente a la vida. Las explicaciones racionales no les sirven, sino más bien que sus fantasías navideñas sean aceptadas y aplaudidas por sus padres.Si despojamos las festividades de su magia, perderán para el niño el gran sentido simbólico e inconsciente. Esta pérdida, a su vez, hace que no se tengan los efectos tranquilizadores emocionales que necesitan para el resto de su vida.Las tradiciones familiares durante la celebración son dignas de fomentar. La cena del 24 en familia, la misa de gallo, el almuerzo y las novenas hay que cultivarlas. Estos ritos tienen también un efecto beneficioso y, además, proveen al niño con ‘herramientas de pertenencia’, que transmitirán a la próxima generación. Si no existen tradiciones navideñas en una familia, nunca es tarde para comenzar.Es hermoso recordarles a nuestros hijos que la Navidad es una época de dar y recibir. Ojalá lo pongamos en práctica ayudando constructivamente a los más necesitados. Dentro de nuestras tradiciones de año se podría visitar un hospital o a un ancianato.
Es bueno que los niños vean las necesidades de los demás. Además, se sabe que hoy las experiencias, más que las posesiones, son las que dan felicidad verdadera.
La Navidad, entonces, es magnífica oportunidad para nutrir emocionalmente a nuestros hijos, darles seguridad y despertar su sensibilidad social. ¡No la desaprovechemos! Démosles un legado de amor y esperanza celebrando la Navidad de la mejor forma posible.
A la hora de celebrar, recuerde:
– Enseñe a sus hijos a dar, a compartir y a reconocer que existen personas que no cuentan con las mismas condiciones de vida que ellos. La Navidad es una linda época para esto, ya sea regalos, momentos o promesas. El recibir sin el dar no es un buen mensaje.
– Los regalos son un símbolo de afecto. Lo importante no es el tamaño, sino mostrar que se pensó en la persona querida al elegir ese detalle.
– Enseñe a su hijo a que les dé regalos a sus padres, así sea un presente sencillo, elaborado por él mismo. Así se promueve un gran valor, el de la gratitud.
– Celebrar, compartir en familia y construir los buenos recuerdos quedarán para siempre. Permítaselo a usted mismo y a su familia. Estas experiencias positivas dan más fuerza que cualquier otra cosa en la vida.
– No olvide que la Navidad y los cumpleaños son fechas que hacen sentir al niño importante para su familia.
Tomado de: http://www.abcdelbebe.com/familia/papas/la-navidad-fortalece-los-lazos-de-familia