El tiempo de juego para los bebés es más que una oportunidad para divertirse, es un asunto indispensable cuando se trata de la salud y el desarrollo del niño. Juegos tan sencillos como el peek-a-boo (donde el cuidador se esconde detrás de sus manos), o entretener al pequeño con un sonajero, entre otros, les permiten enriquecer su cerebro.
Es importante destacar que los niños necesitan desarrollar una variedad de habilidades para optimizar su inteligencia y controlar el estrés. Aquí es donde el juego cumple una función indispensable. Especialistas han demostrado que el juego apropiado con padres y compañeros es una gran oportunidad para promover las habilidades socio-emocionales, cognitivas del lenguaje y de autorregulación que desarrollan la función ejecutiva y un cerebro pro social, siendo así, el principal aliado para desarrollar la inteligencia del bebé. Si quieres saber más, en este artículo te lo explicaremos.
El poder del juego
Un informe clínico realizado por la Academia Estadounidense de Pediatría, titulado: El poder del juego, un papel pediátrico para mejorar el desarrollo en niños pequeños, ha demostrado cómo y por qué el juego del bebé con sus padres y compañeros es clave para desarrollar cerebros, cuerpos y lazos sociales prósperos. En esta investigación se demostró como el juego es capaz de mejorar las habilidades de los niños haciéndolos capaces de organizarse, planificarse, regular sus emociones y llevarse bien con los demás. Del mismo modo el juego ayuda con el aprendizaje de las matemáticas, lenguajes y las habilidades sociales.
En este orden de ideas, cabe destacar que cualquier juego que ayude a reforzar la creatividad del niño y le permita interactuar, afectará positivamente su desarrollo. Al jugar se obtienen nuevas experiencias, se cometen aciertos y errores, y los conocimientos adquiridos se aplican para resuelven problemas. Del mismo modo, es importante destacar sus principales beneficios, los cuales son:
- 1. Contribuye a su desarrollo físico: Los juegos de movimiento tienen un papel importante en el desarrollo psicomotor de los más pequeños.
- 2. Fomenta la imaginación y la creatividad: Los juegos permiten estimular el pensamiento abstracto, de este modo los pequeños aprenden cómo resolver problemas imaginando posibles soluciones.
- 3. Fortalece la autoestima: En medio del juego se activan los recursos y capacidades del individuo, esto funciona como mecanismo de autoafirmación de la personalidad.
Todo esto ocurre mientras el niño se divierte.
Aprender sin estrés y a su ritmo
Desde el momento del nacimiento las neuronas del cerebro del bebé comienzan a empaparse de todas la señales e información que los rodean, estos estímulos llegan a través de los sentidos, crean conexiones cerebrales y posteriormente canales de comunicación. Este proceso crea patrones que le permiten al pequeño reconocer relaciones, extraer conclusiones y actuar. Mientras más edad tienen, más estables son dichos patrones. Por ejemplo, para un bebé de ocho meses no hay ningún problema a la hora de recoger un juguete del piso, sale un impulso de su cerebro, estira el brazo, abre la mano y lo agarra. Algo que de haberlo hecho tres meses atrás hubiese significado todo un reto.
Cabe destacar que las conexiones cerebrales se refuerzan a través de:
- La observación.
- La repetición.
De esta forma el juego y las estimulaciones van avanzando a medida que las regiones cerebrales van adquiriendo mayor velocidad. El juego y el aprendizaje debe ser tomado con calma por el niño.
Escoger el juego correcto
Es clave hacer énfasis que lo importante no es el juego sino cómo juega el bebé, cómo usa su creatividad y cómo interactúa. Por ejemplo, los juguetes sencillos que emiten sonidos le ayudan al pequeño a interactuar con él. Mientras que aquellos juguetes tecnológicos más elaborados, si no le ofrecen nada al bebé que pueda percibir, no tendrá ningún efecto positivo en el desarrollo de su inteligencia.
Ante esto, el primer paso es dejar que el bebé sea quien elija su juguete. Es importante para su desarrollo seleccionar los objetos que atraen su atención, con ellos podrá interactuar y jugar.
Además, es importante que durante los primeros dos años de vida del niño no se le permita ver televisión, estos dispositivos solamente ofrecen estímulos unilaterales que pueden afectar negativamente al desarrollo de su inteligencia y atención. En vez de entretenerlo con estos medios se debe hacer con juegos y leyendo libros, utilizando expresiones de diferentes personajes con diferentes tonos e imágenes.
Un tiempo para jugar
A pesar de que son numerosos los beneficios del juego para los niños, las estadísticas muestran que la cantidad de tiempo que los niños dedican a jugar a disminuido en las últimas décadas. Esto ocurre por los actuales horarios familiares y escolares que son estrictamente estructurados. Además, cuando los padres trabajan fuera del hogar existen menos momentos para jugar lo que incrementa el tiempo de los niños frente a la pantalla.
En este orden de ideas, a pesar de las obligaciones es importante mantener el juego como una parte clave de la infancia y organizar diariamente tiempo para jugar. En caso tal de que los padres requieran ingresar al pequeño en un programa de cuidado infantil o preescolar, es necesario que el mismo incluya enfoques lúdicos para desarrollar aprendizaje.
Tomar en cuenta las señales
Para que tanto el cuidado como el bebé aprovechen al máximo el tiempo de juego, es importante reconocen las señales que envía el pequeño cuando indica que es hora de jugar. Las señales normalmente incluyen:
- Mira al cuidador y a todos alrededor con interés.
- Les alza los brazos a los cuidadores.
- Sonríe.
Del mismo modo es importante reconocer cuándo el bebé ha tenido suficientes horas de juego y necesita un descanso, en este momento el bebé puede:
- Llorar.
- Escupir.
- Mirar a otro lado.
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Como hemos visto el juego además de ofrecer un rato de diversión, impulsa la salud y el desarrollo del niño, ayuda a construir relaciones seguras, estables y enriquecedoras que fomentan el desarrollo de su inteligencia.