El hecho de haber logrado nuevos objetivos de desarrollo, como pararse o caminar, hace que el patrón de sueño de tu bebé, el cual alguna vez fue predecible, cambie y sea menos confiable. Las siestas en las mañanas y en las tardes se han vuelto menos regulares, y el bebé probablemente se despierte con más frecuencia por la noche. Posiblemente pase más tiempo en su cuna moviéndose que durmiendo, y eso está bien. Eventualmente, una vez que la emoción por caminar se haya desvanecido, tu hijo regresará a un estado más organizado. Hasta ese momento, continúa dejándolo en la cuna a la hora de la siesta, pero no te preocupes si no duerme.
Sueño nocturno
La interrupción del sueño es aún más probable en la noche. Puedes ayudar a que tu bebé se duerma nuevamente al reaccionar con calma y con firmeza, y continuando con todos los rituales familiares. Permítele aproximadamente 10 minutos para que regrese a dormir. Luego, puedes ir y darle palmaditas suaves para garantizarle que estás allí, y después retirarte.
La hora de comer
Los patrones de comer pueden interrumpirse. Hay posibilidades de que tu hijo no coma casi nada durante una comida, y más que tú en la siguiente. Él mismo logrará el equilibrio siempre y cuando no hagas de eso un gran problema. Entre las comidas, ofrecele refrigerios con alto contenido energético, como pan con queso crema.