Las emociones juegan un papel fundamental en el desarrollo de los niños y las niñas, pero pocas veces pensamos en la relación que este aspecto mantiene con el campo cognitivo.
Generalmente nos inclinamos más en pensar qué cosas deberían estar aprendiendo o haciendo nuestros hijos en sus primeros años de vida y no en lo que están sintiendo. Pero eso es fundamental conocer qué sucede en cada etapa de crecimiento desde los 0 a los 5 años para que, como madres, padres y/o cuidadores sepamos apoyar y comprender estas etapas.
De 0 a 6 meses
Los niños y niñas no comprenden lo que sienten, ni conocen otra forma de transmitir esto más que a través del llanto, así que nuestro papel como padres y/o cuidadores consistirá entre otras cosas como la satisfacción de los elementos más básicos de supervivencia (alimentarlos, mantenerlos limpios y en temperatura adecuada), en hacerlos sentir protegidos.
El apego que logremos construir durante esta etapa será un cimiento importante en la forma de relacionarse con sus pares y nosotros los años que siguen.
De 6 a 12 meses
Al haber desarrollado un vinculo con nosotros ellos sentirán miedo al verse alejados de quien les genera seguridad. Saben que nos apartamos pero no saben si volveremos, por lo que lo expresan con llanto, al igual que si les duele algo.
Por lo anterior, la seguridad que podamos aportarles en ciertas situaciones dejará menos factores estresantes en qué preocuparse, por ejemplo: podríamos tranquilizar al bebé contándole que iremos al otro cuarto a preparar su alimento pero que será poco el tiempo que tardará, o simplemente consolándolo.
Dentro de esta etapa también surge el momento emocionante en que los niños o niñas comienzan a expresar los primeros balbuceos, si nosotros respondemos a éstos, comprenderán que respetamos la manera en que ellos y ellas se esfuerzan por mantener una comunicación con nosotros.
De 1 a 2 años
Comienza un periodo de exploración en el que niños y niñas empiezan a dar sus primeros pasos, requieren de saborear, tocar y conocer las características de los objetos que los rodean en sus espacios cotidianos
Es necesario apoyar esta nueva “independencia” identificando las zonas u objetos de peligro que dejamos al alcance de nuestros hijos o hijas para proporcionar espacios de exploración seguros.
De 2 a 3 años
Después de experimentar grandes cambios surge principalmente el miedo como reacción. A medida que los niños y niñas crecen y comprenden que existen ciertos peligros, al mismo tiempo crece la imaginación y con ella el miedo a ser lastimado, a los monstruos o fantasmas.
Nuestro principal objetivo tiene que ser el de respetar sus sentimientos, ya que el sentirse con confianza y ayudados podrán identificar cuáles son sus sentimientos sin miedo o culpa.
De 3 a 5 años
Es común que una vez que aparece el lenguaje los niños y niñas comiencen a realizar muchísimas preguntas acerca de procesos u objetos. Si como padres respetamos esa curiosidad motivaremos a un aprendizaje con mayor significado.
Al ser un periodo de aprendizaje, también buscan ciertos modelos, es decir, hacer las cosas que nosotros como mamás, papás o cuidadores hacemos tal como preparar la comida, barrer, arreglar algo en casa, etc.
El permitirles realizar estas actividades o a responder a sus interminables preguntas, nos da la oportunidad de promover la confianza de nuestros hijos e hijas en sus propias habilidades.
En conclusión, conocer las características tanto cognitivas como emocionales de cada una de las etapas por las que atraviesan nuestros hijos e hijas nos da la oportunidad de generar mejores estrategias para aprender junto con ellos como transitar por cada una de estas etapas.